miércoles, 7 de octubre de 2009

Los interminables días.

A menudo me sucede que me da por saber cuántos sonidos somos capaces de escuchar a la vez, y me concentro lo más que puedo. Un ventilador funcionando, música lejana, las persianas que se mueven, una conversación que llega opaca desde la oficina de al lado, la gente hablando dentro de esta oficina, de pronto arrastran una silla, algún cajón que se abre, y así me voy dando cuenta de la enorme cantidad de detalles que debido a la cotidianeidad dejo pasar por alto.

Me imagino todos estos detalles como vidas paralelas, historias que corren a la par de la mía y que aunque forman parte de mi vida, son ajenas a mí. Entonces es que pienso en todo lo que se podría decir acerca de un solo día, todo lo que ocurre en 24 horas, cuántas historias se pierden y cuántas se ganan. Son los días interminables. Indivisibles. Insoportables.

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